Kassthun Capítulo II. El Sótano - Relato por entregas de David Cala
Kassthun tomó la espada bastarda del baúl sobre
el que descansaba, se ajustó su funda de piel a la espalda con una correa
cruzada en el pecho, al ser tan grande era más cómodo llevarla así, en el
costado ya había comprobado que le molestaba al caminar. Después de varios días
terminando de recuperarse en los aposentos que le había cedido el hechicero Blasktar,
ya había llegado el momento de partir para intentar averiguar quién era él. Lo
primero que tenía pensado hacer era ir a las ruinas de la casa donde lo habían
encontrado inconsciente.
Blasktar se había mostrado durante esos días como
un gran anfitrión. El bárbaro estaba en deuda con el hechicero, no solo por el
hecho de que posiblemente le había salvado la vida, sino también porque había
compartido su hogar y sus alimentos con él. Salió del torreón donde había
vivido con Blasktar durante los últimos días, el hechicero estaba esperándolo
en el exterior.
—Puedes volver siempre que quieras o lo
necesites, Kassthun —le dijo mientras le entregaba una talega con un odre de
agua, algunas provisiones de pan y carne seca, y una faltriquera donde había
algunas monedas, además de yesca y pedernal.
—Gracias Blasktar, vuelvo a estar en deuda
contigo —el bárbaro le tendió la mano para estrechársela.
—No te preocupes Kassthun, seguro que tienes la
oportunidad en el futuro de saldar tus deudas.
—Esperare ese momento con ansias.
El torreón de Blasktar se encontraba en las
afueras de la pequeña ciudad de Rhotas, realmente estaba casi en el límite
entre la ciudad y un pequeño bosque de chopos y abedules. Los rayos del sol ya
calentaban su piel casi desnuda, no quería perder el tiempo, así que se internó
en las calles empedradas de la ciudad siguiendo las indicaciones que le había
dado el hechicero para llegar al edificio en el que lo encontraron. Apenas
tardó unos diez minutos en llegar a su destino.
El edificio, solo había tenido una planta cuando
estaba en pie. Ahora solo quedaban cascotes, ninguna de las paredes se había
salvado del desastre. El derrumbamiento había tenido lugar por el mal estado de
las vigas de carga. Traspasó lo que había sido el vano de la puerta, al parecer
el sótano se había usado en los últimos tiempos para reuniones secretas de un
extraño culto. Lo habían encontrado en el interior del sótano, sin embargo, él
no recordaba haber estado ahí. Sus recuerdos anteriores a despertar en el
jergón en la habitación más alta del torreón de Blasktar seguían siendo de
absoluta oscuridad. Kassthun registró todo el perímetro del sótano sin
encontrar ningún pequeño detalle que le diese una pista para seguir
investigando, estaba en un callejón sin salida.
Decepcionado hasta la médula, se dispuso a
abandonar el edificio en ruinas sin nada entre las manos a lo que aferrarse,
pero cuando estaba subiendo las estrechas escaleras del sótano para marcharse, vio
algo que le llamó la atención en uno de los escalones de madera. Era un anillo
plateado con forma de dragón enroscado, se había quedado justo en una grieta
que tenía la madera. Lo recogió para examinarlo, quitando lo peculiar de su
forma, no parecía tener nada de especial. ¿Pertenecería a alguno de los
miembros del culto que frecuentaba el edificio antes de su derrumbamiento, o quizás
sería suyo? Se sentó en los escalones para examinarlo con más detenimiento, era
un simple anillo de plata, ni siquiera tenía una triste inscripción. El dragón
era el único hilo que tenía para tirar y conseguir una pista más tangible. Se
lo llevaría a Blasktar, a lo mejor él podía contarle algo.
Estaba a punto de levantarse de los escalones
cuando un ruido llamó su atención, parecía el chirrido de unos engranajes,
provenía de una de las paredes del
sótano. De hecho, ahora que se fijaba bien, la pared se estaba moviendo para
abrir un pasadizo secreto a la oscuridad. Tenía que esconderse en algún sitio
si no quería que lo descubriese quién saliese del hueco que acababa de abrirse
en la pared. Subió las escaleras hasta la planta superior y se intentó ocultar detrás
una de las vigas de madera que estaba en el suelo.
Dos hombres salieron del hueco abierto en la
pared, iban cuchicheando entre ellos. Estaban buscando algo por el suelo, no
sabía por qué, pero algo le decía a Kassthun que esos dos estaban buscando el
anillo que él había encontrado.
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