The Boys - Sergio Salvador Campos


El día 26 de julio se estrenó en España la serie The Boys en Amazon Prime. Producida por Eric Kriple (Sobrenatural), y Evan Goldberg y Seth Rogen (Predicador). Unas semanas antes se estrenó un estupendo tráiler que despertaba el interés de cualquier amante del género superheroico, además de crear algunas dudas sobre los superhéroes de esta ficción. Y desde luego creo altas expectativas.

Pero ¿qué es The Boys?


Pues la serie está basada en el cómic homónimo de unos de los mejores guionistas de cómics del mundo, Garth Ennis (Predicador) y el dibujante Darick Robertson (Transmetropolitan), un tipo con un sentido del humor muy especial y un alto sentido de la irreverencia. Pues si muchas veces hemos leído o escuchado que los superhéroes no son más que los dioses modernos, un nuevo panteón creado por la humanidad, el autor se encarga en los 72 capítulos de su obra no solo de desmontar toda su belleza como mito, sino de jugar a humillarlos hasta límites insospechados. 

Empecemos por el principio.

Alan Moore (V de Vendetta), el genio británico del cómic, hizo en su obra probablemente más conocida, un viaje por la humanidad y las vilezas de los héroes, ambientado eso sí en un mundo distópico y poco atractivo. De aquellas páginas, una pregunta saltó a la realidad: ¿Quién vigila a los vigilantes?

Moore cambió con su obra Watchmen los cánones de un género algo estancado en su momento, y es adorado por ello. Garth Ennis, décadas después, se decidió a responder a esa pregunta de una vez por todas… a los vigilantes, a los héroes, los vigilan The Boys. Eso sí, para ello también creó su propio mundo insano.

Un amigo me dijo una vez que The Boys era un tebeo de superhéroes escrito por alguien que los odiaba. Es posible que sea verdad, porque desde luego no da una imagen en absoluto positiva de ellos. Oh, sí, la gente en el cómic los adora. Adora sus hazañas. Adora la sensación de seguridad que el saber que hay unos superseres ahí fuera le da. Pero si se rasca bajo esa capa de popularidad y nos adentramos en su día a día, veremos que son personas con poderes, sí, pero tan mezquinas, ruines, imbéciles, estúpidas y ególatras como cualquier estrella del pop multimillonaria. Y puede que la cosa sea incluso peor.

The Boys es una bofetada al género. Y también a sus lectores. A esos que flipamos viendo las habilidades de Los 7 (un remedo de la Liga de la Justicia nada disimulado) y sus hazañas. 

Ya desde el principio los cómics son una patada en el estómago. Un veloz, persiguiendo a un enemigo, se lleva por delante a la novia de Hughie. La mata al instante. E ignora lo que ha hecho y sigue a lo suyo. Hughie será en adelante la mirada del lector, el personaje que nos guiará a los entresijos de la pantomima que son los superhéroes. Y advierto, puede llegar a doler si uno no va preparado y armado con el mejor humor posible. Butcher “El Carnicero” convencerá a Hughie para que se una a su grupo en el control de los superhéroes. Su grupo, son The Boys. Y son el grupo más tarado que Ennis pudo imaginar… lo malo es que dentro de este universo, son los buenos… o los menos malos. Lo he leído tres veces y aún no me he decidido sobre este punto. Lo que sí puedo decir es que son una heterogénea unión de habilidades y chaladuras. Todos con sus propias mierdas personales que salpicará una y otra vez al resto del equipo.


El cómic The Boys no es solo una historia de superhéroes, es una historia de conspiraciones políticas y corporativas, y de venganza, y de odio, y de superación personal. Y de amor. Y de decepciones. Tiene elementos sorprendentes, drogas, manipulación pública, el papel de los tebeos en toda la trama… Pero, sobre todo, es una magnífica historia de amistad, de camaradería. De hermandad. 

A estas alturas, quizás no te haya quedado claro, distinguido lector, que Garth Ennis es uno de mis guionistas de cómics favoritos. Adoro su mala leche. Su soez manera de presentar las cosas. Que no se anda con zarandajas. Me encantan los autores valientes que son capaces de enfrentarse a todo un fandom con tal de defender una propuesta iconoclasta. Y me encanta su personal vuelta de tuerca a todo lo que hace, su humor, su escatología, su crudeza.

The Boys es uno de mis tebeos preferidos, sino el que más, y por eso la serie me tenía a la par ilusionado y asustado. Ya me fastidiaron la idea de lo que podía ser Predicador (abandoné la serie en mitad de la segunda temporada con la intención de volver,  pero aún no he reunido el valor suficiente), y me fastidiaría mucho que echaran a perder una premisa tan cojonuda como tiene este cómic. Me gusta tanto, pero tanto tanto, que la foto de mi perfil de tuiter es, inmutablemente desde que lo cree, el perro de Butcher, “Terror”. 

Escribo esto tras ver el primer capítulo de la serie y haber terminado muy, pero que muy, contento con ella. Va a haber cambios, resulta evidente, pero la esencia del cómic está ahí. Muchas de las cosas de los tebeos se han visto en este piloto, y me ha dado la confianza necesaria para afirmar que muy mal tendría que ir la cosa para que la serie no se convierta en una de mis preferidas del año. 

Eso sí, la idea de este artículo, distinguido lector, no es otra que contarte un poco las bases de una serie que tiene pinta de ser una de las sorpresas del año. Que sepas a qué atenerte si te animas a verla. Y, qué diantre, animarte a leer los tebeos y a ver la dichosa serie… no vaya a ser que El Carnicero le diga a Terror, señalándote, la palabra “Folla”…

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