El Hoyo – Festival de Sitges – Pako Mulero Arenillas


Algo que me gusta mucho de los festivales de cine, es la pluralidad con respecto a los premios y menciones, ya que, gracias a las diferentes secciones y a la interactuación de sus visitantes, contamos con los premios del jurado y los del público. Gracias a ambas facciones, el resultado final suele ser un contraste, en mi opinión, tan dispar como positivo. En el caso que nos ocupa, hubo una sorpresa, ya que tanto público como jurado coincidieron unánimemente, y El Hoyo se alzó victoriosa en la pasada edición de Sitges 2019. Con tres grandes premios, resultó ser una gran sorpresa para todos aquellos que la disfrutaron en pantalla grande. 



Sección oficial


Gran premio del público a la mejor película: El Hoyo, de Galder Gaztelu-Urrutia

Mejores efectos especiales: Iñaki Madariaga (El Hoyo)

Jurat de la crítica

Premio Citizen Cane al director revelación: Galder Gaztelu-Urrutia (El Hoyo)


Una película que a priori estaba enfocada solo para el público de Netflix, vivió su propio cuento de hadas en un festival internacional. Aquel relato distópico ubicado en una localización concreta, se había ganado el corazón de todo el mundo. 

El Hoyo es una construcción vertical, y como es lógico, dependiendo de la planta donde despierten los dos usuarios, tendrán pisos encima y debajo, también ocupados por una pareja. Este detalle es una clara critica a la sociedad que se ha constituido en el mundo, nuestro mundo.

¿Qué debemos saber acerca del Hoyo?

-Funciona como una prisión. Van aquellos que han cometido un crimen o falta grave.

-Algunos entran voluntariamente, con algún fin que consideran noble.

-Según la ley no escrita hay 3 tipos de personas en dichas dependencias. Ya lo descubrirás.

-Puedes escoger un objeto/posesión con el que entrar. 
 
-No escoges a tu compañero o compañera.

-No se puede salir hasta que concluya el tiempo de castigo impuesto o el plazo de encierro voluntario acordado. 

Procura escoger sabiamente el objeto con el que vas a ingresar en el Hoyo...

Una vez dentro del hoyo, se subsiste por medio de una plataforma que transporta alimentos, que va descendiendo piso por piso, parándose en cada planta el tiempo justo y necesario para que la pareja de usuarios que lo ocupa se alimente. El tema es peliagudo, ya que a medida que la plataforma va descendiendo los alimentos escasean en perjuicio de los habitantes de los niveles inferiores. Como es lógico, el del nivel 3 contará con un mayor número de alimentos (y en mejor estado) con respecto al nivel 60 (imagina a los desgraciados que ocupen del número 100 en adelante), por lo que el comportamiento de los habitantes de “un centro vertical de autogestión que ha constituido la administración” se tornará en algo muy concreto que ya podéis imaginar. 


Goreng (Iván Massagué), un joven positivo e idealista, acaba de acceder al Hoyo, y ha de compartir espacio con el enigmático Trimagasi (Zorion Eguileor), alguien pragmático que deja claro desde el principio que nadie da algo por nada. Con el paso del tiempo aparecerán nuevos y diferentes personajes, muy bien construidos, cada uno con su propio objetivo. Como es de esperar, la situación se complica, dotando de urgencia la actuación de los personajes en la progresión dramática del film, algo memorable, ya que la cinta cuenta con medios modestos y localizaciones concretas, y el resultado es magnífico.


Tanto los personajes como los diálogos, están muy bien construidos, haciendo que la historia fluya a la perfección. El guion elaborado a cuatro manos por David Desola y Pedro Rivero, está francamente bien, dando paso a un universo feroz que constituye toda una crítica atemporal. 

EL Hoyo es una historia de ciencia ficción con notables elementos de distopía y radiografía social, ya que muestra un microsistema como prueba del funcionamiento de las jerarquías o la tecnocracia. La degradación, la pérdida de identidad del individuo, e incluso la decadencia de su asertividad o de amor al prójimo, hacen acto de presencia. Puede que diversos elementos de la historia recuerden a la sensacional CUBE (1997) de Vincenzo Natali, pero recalco que el film dirigido por Galder Gaztelu-Urrutia posee una identidad propia muy marcada. 



La rueda de prensa
 
Me resultó tan divertida como sorprendente. Gran parte del reparto y del equipo técnico estuvieron presentes, y nos contaron acerca de su experiencia personal a la hora de trabajar en tan interesante proyecto. Iván Massagué comentó que aquel guion que incluía elementos gore, crítica social, violencia explicita, y contenido sumamente profundo, lo sedujo, pero que, al venir del mundo de la comedia, le resultó muy complicado encarnar su papel. “El rodaje era intenso, un grandioso desafío. Fuimos escena por escena, partido a partido, con la suerte de que pudimos rodar cronológicamente.  El resultado final y la suma de escenas me pareció increíble”


Iván hace un gran papel, lejos del registro cómico al que estamos acostumbrados y doy fe de que lo borda. Por otro lado, tenemos a Antonia San juan, otro peso pesado de nuestro cine, una excelente actriz que ya conocíamos de los campos de la comedia y el drama, pero que en esta ocasión se puso el traje de ScyFy para dejar nuevamente el listón en lo más alto. 


A todos los presentes en la rueda de prensa nos llegó al corazoncito la constante intervención Zorion Eguileor. Hago bien en decir constante, porque este señor, cada vez que cogía el micro era un ciclón, siendo sin duda alguna, el más participativo. Nos contó que a pesar de su edad y lo complicado que puede ser un rodaje, abordó cada día y cada escena como un precioso regalo, como una oportunidad única. Por muy agotado que estuviese, estaba disfrutando al máximo mientras encarnaba a Trimagasi.

Cuando concluyó la rueda de prensa, fue estupendo poder charlar con Alejandra Masangkay, que encarnaba a Miharu (un papel muy delicado), y con Emilio Buale, que interpretó a Baharat, que es mi personaje favorito. Ambos demostraron muchas tablas en este proyecto, y coincidieron con respecto a su complejidad y vinculación con el mismo. 


El Hoyo es una película que poco a poco ha calado en muchos corazones. La fuerza de cada escena, sumada a la ferocidad de su premisa, no deja a nadie indiferente. Se ha transformado en un proyecto de visionado imprescindible para los amantes de ficción científica, quienes estoy seguro de que anhelan su edición en formato físico. Debes verla, obvio



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