Algunos visionados en la sala Tramuntana - Pako Mulero Arenillas - Sitges2019

Tramuntana es para mí un lugar muy especial, es mucho más que una sala de cine. Allí he visto películas en el mejor de los ambientes posibles y he vivido anécdotas que me acompañarán durante toda la vida. 

4X4 o cómo rodar un gran film con pocos medios.

Fue todo un acierto asistir a la inauguración de la sección Órbita en la sala Tramuntana. Tuve el placer de estar en la presentación de 4X4 que contó con la presencia de su director, Mariano Cohn y Peter Lanzani, su actor principal. En la sala tuve el gusto de conocer a muchos argentinos que estaban muy interesados en asistir a la proyección del film de su compatriota, alguien muy querido y admirado en su país. 

 

La historia aborda los constantes y diversos problemas que angustian a la sociedad argentina por culpa de la delincuencia y de las insostenibles injusticias sociales. Imaginad a un ladrón que, tras forzar un coche lujoso, en ese caso un vehículo con tracción a las cuatro ruedas último modelo, se queda encerrado en su interior. El ladrón, en cuanto se percata de que ya no tiene el control, de forma gradual empieza a sucumbir al pánico. Para sorpresa de los espectadores un misterioso personaje que interactúa de forma apasionante, toma el control del vehículo desde el exterior ubicado en algún punto de Buenos Aires. La Voz, que así es como se hará notar el personaje que lleva la batuta, somete al ladrón retenido a una serie de pruebas y juegos siniestros, con terribles repercusiones en el caso de que no acceda a participar. 

 

Con un constante suspense y unos notables puntos de giro, la propuesta de Mariano Cohn llegó al corazón de sus compatriotas asistentes, que tras encenderse la sala pude ver como varios de ellos estaban emocionados (e incluso llorando) por como se habían sentido identificados con la premisa del guion. Pudimos disfrutar de una excelente historia creada a partir de muy pocos medios, pero que supo transmitirnos el latir y la lucha diaria en las personas que habitan aquellos marcos geográficos.

Tuve la oportunidad de charlar con actor y director y felicitarles por su trabajo. Ese lujo es algo muy propio de un lugar tan mágico como es la sala Tramuntana.

 

 

Dancing Mary

En el pasado Sitges 2019 tuve el inmenso honor de charlar y tomar un café con el mismísimo Ryo Ishibashi, un astro muy habitual en los films de Takeshi Kitano y Takashi Miike. Ryo es un señor tan interesante como agradable y habla bastante bien el español, de hecho, tuve el honor de ayudarle a practicar. 

 

Un poco más tarde conocí a SABU, que venía a Sitges para presentar su nuevo film Dancing Mary, y a Naoto, su joven protagonista. Por lo que me había adelantado Ryo Ishibashi (con un carismático papel de reparto) la cinta era una preciosa historia de fantasmas en un ambiente contemporáneo. He de decir que todos los miembros de rodaje que pude conocer eran personas educadas y atentas, que amaban el cine a niveles estratosféricos. 

 

Tras la presentación en la sala comenzó la proyección. SABU es un cineasta experimentado que sabe transmitir elementos agridulces en sus películas de ficción con tintes sobrenaturales. En mi opinión, aquella producción que estaba viendo, se trataba del mejor trabajo de aquel director. 

 

Dancing Mary es un cuento de terror de tintes victorianos ambientado en el estresante Japón actual. Un relato de amor y corazones rotos cuyo detonante se produce cuando el fantasma de una chica asesinada en una discoteca no permite que unos operarios construyan un nuevo centro comercial en dicho espacio. Ella, el espíritu, espera a alguien, y hasta que ese capítulo no quede cerrado no piensa marcharse. Kenji, junto con una misteriosa compañera, deberá hacer una búsqueda de respuestas a contrarreloj, visitando lugares dispares y viviendo las más tenebrosas y surrealistas situaciones. Ryo encarna al espíritu de un líder Yakuza que fue brutalmente asesinado, y que ha decidido ayudar a tan particular pareja. Una película complicada de encasillar, pero muy que muy recomendable para ver y disfrutar. 

 

 

The Gangster, the Cop, and the Devil – Lee Won-Tae

 Sin duda alguna una de las películas que estuve esperando con más ansia. La cinta dirigida por Lee Won-Tae obtuvo en la sección Focus Asia el Premio del público a la mejor película, algo que no me extraña porque nos encontramos ante un ejercicio espectacular “made in Corea”

 

Un líder de la mafia local debe entablar una forzosa y arriesgada alianza con un policía poco ortodoxo para atrapar a un despiadado asesino en serie. El mafioso, encarnado por un carismático y brillante Ma Dong-Seok, sobrevivirá al ataque del asesino, algo que creará un siniestro vínculo de odio y persecución entre ambos. 

 

Las escenas de acción son de altísima calidad, con unos planos que ensalzan la violencia callejera y la crueldad de cada uno de los golpes propinados y recibidos. En cierto modo nos encontramos con la evolución más cruel y bizarra de aquellos films de Bud Spencer y Terence Hill, sobre todo si prestamos atención al físico de ambos protagonistas. 

 

El cine coreano es solemne y naturalista con las emociones y las manifestaciones físicas de las mismas, por lo que siempre consigue dejarnos boquiabiertos. En este caso el director y el resto del equipo nos han subido a una montaña rusa que no nos dejará respirar hasta el final, mostrándonos los infinitos tentáculos de la violencia física y psíquica. 

 

 

Adoration

Lo primero que me gustaría destacar de este film es su magnífica fotografía, superándose a si misma en cada plano. La propuesta de Fabrice du Welz es de esas que debemos degustar y analizar despacio, porque a pesar de que dura apenas hora y media nos deja la sensación de que hemos hecho un largo recorrido a lo largo de la psique humana y su terrible descenso a la locura. 

 

Esta producción fraco-belga recibió el galardón Mèliés D´Argent a la mejor película, porque sin duda caló en los corazones de todo el mundo.

Estamos ante una historia de amor imposible, de esas que tanto nos gustan, pero que en esta ocasión nos deja claro que el amor es la mayor de las excentricidades, y que al igual que el alcohol desinhibe la parte racional del cerebro. Paul conoce a Gloria, una Lolita de manual, en una institución psiquiátrica, y tras un vertiginoso punto de giro consiguen escapar rumbo al mundo exterior, con una libertad mal gestionada y con toneladas de miedo en sus mochilas.

Todos los personajes que aparecen están deliciosamente construidos, los marcos de rodaje son localizaciones asombrosas rebosantes de belleza, y el guion, como no, cuenta con una progresión dramática perfectamente equilibrada. 

 

Una historia de esas que marcan, y que tras diversos visionados nos siguen mostrando facciones que anteriormente nos habían pasado desapercibidas. Una película memorable que va más allá de que el amor y la locura van de la mano, ya que nos indica que son la misma cosa. 

 

 

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