Bliss - Pako Mulero - Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti

Bliss de Joe Begos funcionó perfectamente en la 30 Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti, obteniendo el premio Blogos de Oro a La Mejor Película.

 

La trayectoria se Begos se basa en la sencillez y contundencia con la que adapta a sus historias los mitos de los monstruos clásicos. Nos ha dado a conocer versiones más farragosas y terrenales de zombis y extraterrestres; pero, en el caso que nos ocupa, optó por contarnos una historia deudora del gran manuscrito de Sheridan Le Fanu, de la adaptación al cine que elaboró Tony Scott de la novela homónima de Whitley Strieber, y de Un vampiro suelto en Brooklyn, serie B noventera perpetrada por Wes Craven, y protagonizada por Eddie Murphy y Angela Bassett. La cinta de Craven, cuyos elementos detectó María Jesús (mi observadora y creativa pareja) en el metraje de Bliss, contiene muchísimos paralelismos con respecto al guion de Begos, un confeso adulador de las décadas de los 80 y 90. 

 

El guion de Bliss contiene referencias clave tanto de Carmilla como de El Ansia, pero desde el principio tiene su propia forma de latir y sentir. Su director y también guionista se empeña en crear belleza por medio de la destrucción y autodestrucción que genera Dezzy, una pintora de corriente inclasificable, muy conocida en el mundillo underground, que se encuentra en horas muy bajas de creatividad. 

 

Dezzy (interpretada por Madison Burge) debe ir a contrarreloj para concluir “su obra maestra” o de lo contrario la ahogarán las deudas y las negativas consecuencias proporcionadas por su agente y los mecenas que la presionan.  Su consumo constante de alcohol y estupefacientes, especialmente una droga nueva llamada Bliss, la acabarán sumiendo en el caos más absoluto. 

 

Una espiral de confusión, violencia y el más oscuro canibalismo, aderezado con la disciplina plástica, harán las delicias del espectador. Joe Begos ha tratado el metraje como si fuera una obra de arte en sí misma, como un cuadro que está siendo pintado con sangre en un lienzo construido a golpes. De forma constante se nos invita a adentrarnos en la locura que sufre Dezzy, porque a media que aumenta su caos y sufrimiento, la obra mejora, avanza, se pule. 

 

Con unos planos magníficos que van sumándose, disfrutamos de escenas que contienen notables referencias a la literatura y cine vampíricos. Los continuos bautizos en sangre expresados como duchas poco convencionales, su artístico descenso a los infiernos (con ajustes de cuentas con “mesonero” y marchante de arte incluido), nos indican el amor del cineasta para con los clásicos. 

 

El reparto, que va más allá de una siempre participativa Dezzy, cuenta con interpretes que han sabido captar y retener la esencia de los clásicos forzados a afincarse en el averno hypster contemporáneo. Todos ellos poseen una fuerte carga simbólica y han tenido la suerte de ser dirigidos por alguien que supo sacarles el máximo partido en un montaje cargado de fuerza e intensidad. Al igual que el día acaba con la noche, la noche acaba con las personas, incluso con las más creativas, ya que deben estar dispuestas a pagar un alto precio.  

 

 Para todo ello la producción ha contado con un presupuesto moderado, pero que ha sabido sacarse mucho partido a sí misma gracias a grandes dosis de creatividad. Nuevamente, el director nos sumerge entre dos o tres décadas pasadas con la intención de mostrarnos la decadencia de un marco concreto, en este caso el de la bohemia ubicada en Los Angeles, deconstruyendo sus manidos clichés y mostrando su rostro más feroz. 

 

La fotografía, un de sus principales avales, consiste en un perfecto y equilibrado pastiche entre lo natural y lo artificial, haciendo uso de focos y una legión de velas consumiéndose de forma lenta e inexorable. Las luces de neón y los intermitentes flexos de los garitos cumplen de sobra su cometido, consiguiendo abstraernos a un marco que bien recuerda a la mencionada historia de vampiros afroamericanos de Brooklyn. 

 

He tenido la suerte de ver el film dos veces en pantalla gigante. La primera vez fue en el festival de Sitges, en el auditorio con motivo del Marató Cloenda, donde en el descanso entre proyección y proyección los espectadores estuvimos comentando sus notables virtudes. Semanas más tarde (y haciendo escala en Nocturna Madrid) pude repetir visionado en La Semana de Donosti, donde nuevamente llegó al corazón de los usuarios de butaca más exigentes. Al día siguiente, y con varios pinchos alojados en mi cuerpo serrano, continuamos hablando de Bliss, aquella cinta que nos dejó atónitos unas horas antes. 

 

 

 

Comentarios

  1. EL ANSIA se ha modernizado con el tiempo, y su temática vampiricolésbica sería mucho mejor comprendida y aceptada hoy en día. Bowie era un actor excepcional que nunca fue adecuadamente explotado. Se van los mejores y se quedan los malumos ;(

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  2. EL ANSIA se ha modernizado con el tiempo, y su temática vampiricolésbica sería mucho mejor comprendida y aceptada hoy en día. Bowie era un actor excepcional que nunca fue adecuadamente explotado. Se van los mejores y se quedan los malumos ;(

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