Entrevista a Manuel de Blas – Pako Mulero – Sitges2020

El pasado 2020 el mundo se transformó en una novela distópica, en una sucesión de acontecimientos que pusieron -y ponen- a prueba nuestra entereza y aguante. A pesar de todos los momentos complicados se consiguió sacar fuerza de flaqueza y la cultura nos mantuvo a flote. Para mí, el poder asistir al pasado festival de Sitges fue algo realmente grande, tan esperanzador como motivador, y os prometo que disfruté de cada segundo. 


Uno de los grandes momentos fue el poder conocer en persona y entrevistar al gran Manuel de Blas, uno de mis actores favoritos y de las caras más reconocibles y apreciadas del Fantaterror. Cargado de ilusión y apasionantes anécdotas, Manuel recogió el premio Nosferatu que otorga la sección Brigadoon del festival internacional de Sitges. Los que me conocéis ya sabéis cuanto me fascina dicha sección. 

Junto a Manuel de Blas y Diego López (coordinador de sec. Brigadoon)

Sin más preámbulos procedo a mostraros la transcripción de la entrevista. 

 


  • Lo primero de todo Manuel es darte las gracias, porque el tiempo es lo más valioso del mundo y tú me estás concediendo un poco del tuyo.

Nada, encantado.

 

La entrevista fue inmortalizada por mi gran amigo Gerard Freixes

  • Llevas mucho tiempo creando y sintiendo, e incluso haciendo algo muy complicado como es compaginar las tablas con el séptimo arte, e incluso con el mundo de la televisión. Es algo muy complejo.

Yo no sé ni cómo lo he hecho o cómo lo he conseguido. Son casi dos actores dentro de mí claramente diferenciados. Esta el actor de cine y el actor de teatro. Te diré una cosa, yo nunca he antepuesto teatro a cine. Entiendo que las tablas son más difíciles e interesantes para un actor, hacerse con un buen texto de Chejov o Valle Inclán… pero me gusta tanto el cine, es tan divertido, y sobre todo agradecido. El cine lo ve mucha gente y a los actores nos encanta buscar y llegar a mucha gente, y es por ello que nunca he dejado de hacer cine. 

Ha habido momentos en los que he estado haciendo una obra de teatro, con una buena dirección y una gran producción, trabajando con Luís Pascual, Miguel Narro, John Strasberg, o con otro de los grandes, y me han llamado para trabajar en un film y he aceptado. Yo lo hacía encantado. Eran trabajos divididos entre dos o tres sesiones y lo podía compaginar perfectamente, es por ello que he hecho tanto cine. Me lo pasaba muy bien y encima me pagaban. 

 

  • Luces de Bohemia.

¡Uy! Pues imagínate. Aquella obra fue la cumbre. Primero empecé a hacer a Don Latino en su estreno, pero a los seis o siete meses se marchó el actor que interpretaba a Max Estrella. Yo le dije a José Tamayo, que por aquella época de llamábamos de usted, que mi deseo era interpretar a Max, que estaba preparado y que conocía tanto el texto como el papel a la perfección. Llevábamos meses ensayando. Mi deseo fue concedido y aquello fue realmente insólito, ya que interpreté a Don Latino y Max Estrella para la misma obra en apenas unos meses de margen.

 


  • Víctor Matellano y Jack Taylor te han dirigido en una obra de teatro.

Fue un recuerdo a aquellas representaciones teatrales navideñas misteriosas. Encontraron un viejo texto y lo adaptaron. Se tituló Auto de los Reyes Magos. Se llevó a cabo en una vieja iglesia, en formato performance, y yo aparecía subido a un púlpito interpretando y generando atmósfera. Una experiencia fantástica.

 


  • ¿En qué momento nace el Manuel de Blas que quiere ser actor?

Se fue macerando poco a poco. En mi familia no hubo muchos antecedentes. El único caso era el de una tía abuela mía que había sido cupletista, pero nunca profundizaron mucho a la hora de darme datos, algo que lamento mucho, ya que me gustaría haber sabido algo más. Siempre tendré ese anhelo. Hasta donde sé, ella se casó con un hombre muy serio que trabajaba en la adjudicatura, para acto seguido abandonar su carrera para siempre.

Yo me puse a estudiar en la rama de ciencias políticas, y allí empecé a tener contacto con el teatro universitario. Para mí el cine, por circunstancias personales, era una válvula de escape. Mi padre murió cuando yo apenas tenía catorce años, entonces el cine era la ventana al mundo como a mí me gustaba verlo e interpretarlo, no como realmente estaba a mi alrededor. Yo nunca pensé que iba hacer cine o actuar, pero han pasado más de sesenta años y estoy dulcemente sumergido en la interpretación.

 


  • ¿Cuáles son tus películas y libros de cabecera?

Hay películas por las que tengo debilidad. Me gusta mucho tu pregunta. Hay una película que me fascina que es El Río de Jean Renoir. La habré visto más de treinta veces desde aquel primer visionado cuando tenía unos catorce años. Me sentí muy identificado con esta película junto con Lo que el viento se llevó, ya que el viento se había llevado cosas muy importantes de mi vida. Me fascinó la idea de aquel río, cuya corriente, tanto literal como metafórica, jamás cesaba y generaba cambios continuos e inminentes en la vida de la gente, que de forma inesperada se ve obligada a evolucionar. Una película preciosa que me estremece cada vez que la veo. 

Otra película que me encanta, que es fascinante, es L´Atalante dirigida por Jean Vigo. Hablando de cine fantástico, diría que es una maravilla que me vuelve a enamorar cada vez que la veo. Por otro lado, tengo pasión por todo lo de Orson Welles, especialmente por La Dama de Shanghái, que me parece una película, no sé, simplemente mágica. Tiene a Rita Hayworth más guapa que nunca, a pesar de los cambios estéticos que exigió Welles, como el corte de pelo y el color del mismo. Rita ya era una actriz consagrada y lo demostró en ese papel. De Wells también siento debilidad por Campanadas a medianoche, la que creo que es la mejor versión que se ha hecho nunca de las obras de Shakespeare, habiendo como ha habido otras bastante buenas como puede ser el Hamlet de Lawrence Olivier, porque la verdad que el de Kenneth Branagh se me hace insoportable debido a sus cuatro horas de duración y sus innumerables personajes. Opino que Olivier hizo muy bien al reducir y sintetizar en su adaptación particular. 

Con respecto a los libros te diré que últimamente leo muy poco. Me obligo, me obligo a leer, pero no con la asiduidad de siempre y no entiendo por qué, ya que soy un amante lector desde los nueve años. Te diré uno que me impresionó cuando lo leí con dieciséis años, época en la que quería leerlo todo.  Te estoy hablando de El extraño caso de el doctor Jekyll y el señor Hyde de Robert L. Stevenson, que me encantó y que durante su lectura me quedé “chocao”, porque de pronto vi que más allá de la lectura que hay de los acontecimientos había un significado tremendo. Todos tenemos a un doctor Jekyll y a un míster Hyde, junto con la responsabilidad de controlarlos. Aquella obra me impresionó. 

Hubo otros libros importantes para mí, como Cien años de soledad (Gabriel García Márquez), que vas leyéndola y leyéndola y sintiendo pena porque te quedan apenas cuarenta páginas para concluirlo y vas apurando cada página porque no quieres que jamás termine, te niegas a que llegue el final, y tardas varios días en leerte las últimas páginas.

 

  •  Me resulta curioso eso que me comentas de Jekyll y Hyde, ya sea aplicándose en el día a día e incluso en el plano laboral. En tú caso es algo que has sabido gestionar el plano artístico, ya que eres una persona entrañable, pero has interpretado papeles muy duros.

Sí (sonriendo). Hacer de malo es muy divertido, y con el tiempo te das cuenta de que es un lujo. Te llevas la película sin darte cuenta, porque cada vez que sale el malo paso algo. Cuando sale la parejita en la escena de amor todos los espectadores piensan que no quieren ver algo así porque es un rollo, y justo en ese momento aparece el malo y todo cambia completamente porque sabes que va a suceder algo. 

Los papeles de malvado son un verdadero regalo, ya que resulta muy interesante poder sacar a escena un lado malvado.

 

  •  Tal y como te comenté en la rueda de prensa de ayer, me siento encandilado por tu papel en Y si no nos enfadamos. Háblame un poco de aquel rodaje.

Estupendo. La preproducción se hizo en España. Era una época en la que se elaboraban coproducciones (se hicieron cientos de ellas). Me llamaron a mí, al igual que llamaron a Patty para el papel de la chica que trabajaba en el circo. Nos lo pasamos genial. 

Conservo grandes recuerdos, porque fue allí, en ese rodaje trabajé junto a Patty Shepard, el gran amor de mi vida, la que ha sido mi compañera durante tantos años. 

Aquel papel fue divertido pero incómodo, ya que tuve que llevar lentillas rígidas de la época, que era como tener un plástico duro en los ojos. Todo un castigo, pero tuve que transigir por petición del director. 

El director de Y si no nos enfadamos era el italiano Marcello Fondato, un tipo majísimo, guionista y director de presupuesto moderado. Un señor muy interesante que le daba un toque particular al film. Tú que has visto varias veces la película te habrás percatado de que hay secuencias que son estupendas, incluso las de acción, que tienen una gran influencia por parte del cine mudo, algo que consiguió sacarles el máximo partido a Bud Spencer y a Terence Hill, actores a los que debido a sus limitaciones interpretativas era mejor verlos en momentos de expresiva acción, en lugar de hacer uso de diálogos al estilo de Bergman. Ambos están estupendos, y opino que es su mejor película.

 


  • Me comentaste que tuviste muy buena relación con ambos, y que curiosamente son considerados auténticas celebridades en Hungría. 

Concretamente Bud Spencer. Hace unos cinco años me contactó la televisión nacional húngara para comentarme que querían elaborar un homenaje a Bud Spencer y que querían entrevistarme acerca de mi experiencia de trabajar con él. Vinieron a España y entrevistaron a Emilio Laguna y a mí. Fui un poco indiscreto y les pregunté un poco sorprendido acerca de aquel homenaje, a lo que me contestaron que en Hungría Bud Spencer posee unos picos de popularidad tremendos.


  • Hay un hecho, y es que Bud Spencer, Terence Hill, Emilio Laguna, y Manuel de Blas forman parte de una de las escenas más míticas de la historia del cine. La escena del coro ensayando y el asesino a sueldo es épica y forma parte del imaginario colectivo de toda una generación.

Sí jejejeje. Nos divertimos muchísimo rodando esa escena, en la que invertimos un día entero. Esa escena está rodada en un teatrito de corte que está en un palacio de Madrid, realmente precioso.


  • Háblame de tu papel en el Fantaterror. Yo te considero fundamental.

No creo que tenga un papel destacado. No se me identifica o represento el fantaterror, aunque es cierto que hice una docena de películas fantásticas y de terror, y el hecho de que soy de los pocos que queda vivo de aquella época. Supongo que todo suma y eso ha hecho que este año reciba el premio Nosferatu.

Muy pero que muy merecido

Muchas gracias, pero siempre que me han dado un premio me pregunto si no se habrán equivocado jejejeje.

Imagen sacada de Barnafotopress

  • ¿Qué tal trabajar con Paul Naschy?

Paul era muy buena gente. Es verdad que no nos comunicamos demasiado, pero teníamos una relación más que correcta. Era una persona noble y estupenda. 

Naschy tuvo dos épocas. La primera en la que no se reconocía su importancia y cualificación, algo que como es lógico le molestaba, y una segunda época en la que una película se rodaba porque estaba él, factor que lo reconocía como todo un símbolo de calidad. Cuando trabajé con él en El Jorobado de la Morgue, ya estábamos en aquella magnífica segunda época, y siempre demostró su seriedad y enorme profesionalidad. Jacinto Molina luchó por conseguir todo lo que tenía, esforzándose al máximo, y finalmente lo disfrutó. Es muy justo.


  • ¿Qué tal León Klimovsky?

Magnífico. Un santo. Era el tío más majo y más tierno, como Papá Noel jejeje. Hicimos varias pelis juntos, Patty también rodó con él, y lo considerábamos como de la familia. Dirigió muchísimas películas, algunas de ellas verdaderos éxitos comerciales como La casa de las Chivas (1972). Incluso llegó a coquetear con la interpretación en algunas películas. 


  • Patty y tú

Nos conocimos en el rodaje de un documental llamado Cita en Navarra (1967-José Grañena), donde ella interpretaba a una chica que estaba documentándose sobre Hemingway, y que, tras conocer a un muchacho, ambos emprendían una ruta personal por la Navarra más insólita. Allí estuvimos juntos yendo de fiesta en fiesta, y al igual que en el documental nos enamoramos.  Desde entonces fue mi compañera de vida, aunque en varias ocasiones también volvimos a ser compañeros de reparto. Cuarenta y seis años juntos.

Una pareja preciosa…

Gracias.


  • El Buque Maldito. ¿Qué tal la experiencia?

Fue muy divertido trabajar con María Perschy. Ella, una mujer estupenda, ya venía de trabajar en Hollywood con Howard Hawks en Su juego favorito junto al mismísimo Rock Hudson. Nos contó que, en aquel rodaje, tras instrucciones concretas del director la llevaron a maquillaje, donde tras abrir los ojos y mirarse al espejo se percató de que la habían maquillado y peinado de forma idéntica a Marilyn Monroe. Aquella era la época en la que estaban buscando desesperadamente a otra Marilyn, y Hawks ni corto ni perezoso lo había intentado con ella. 

Cuando María Perschy pasa por España se enamora de productor Italoamericano afincado por allí tiempo atrás, por lo que decide quedarse para casarse con él, concluyendo así con su etapa de interprete en el cine americano. 

En el Buque Maldito también estaba Jack Taylor, un excelente actor americano que se afincó en España y que participo en diversos westerns y películas de terror. 

Con Armando de Ossorio, el director del film, tuve una relación estupenda. Era muy bruto y mandón jejejeje, pero nos llevamos perfectamente. No pegaba gritos, eso nunca, pero tenía un temperamento fuerte. La película es tremenda, muy admirada, a la gente le encanta y se sigue viendo.

 

  • De todos los papeles que has interpretado, dime a cuál le tienes más cariño.

De todos mis trabajos, al que le tengo más cariño es a mi papel de Gaspar en la película Chevrolet, dirigida por Javier Maqua (1997). Es una película que tuvo muy buena crítica, y un recorrido que, en fin, no fue malo del todo, pero se mereció más. Maqua dirigió muy pocos films, se retiro muy pronto, pero garantizo que la historia de Chevrolet es preciosa. Es una película muy bonita, con Javier Albalá e Isabel Ordaz, que ambos están estupendos. 

Hay otras películas que considero maravillosas, como Callas Forever (2002), donde me dirigió el gran Franco Zeffirelli. Compartí producción con Jeremy Irons y Joan Plowright, con quien tuve la oportunidad de charlar sobre teatro. Cuando Zeffirelli estaba de buen humor se dedicaba a contarte cosas acerca de sus rodajes y experiencias de otras épocas con Luchino Visconti. 

Te contaré una anécdota. Hubo una escena de Callas Forever en la que yo interpretaba a un director de teatro que se enfada con Maria Callas (Fanny Ardant) durante el ensayo de la ópera Carmen, y tenía que levantarle la voz. Se me acercó Zefirelli y me dijo que le gritara “Figlia di la puttana” y “Stronza di merda” con muchísima rabia. Yo le dije que no podía decirle esas cosas a Maria, que era muy fuerte, ante lo cual me contestó que Visconti en su momento le dijo cosas mucho peores a la Callas original. Me quedé estupefacto. 


  • La última pregunta. De todos los directores, actores y actrices con los que has trabajado, ¿A cuál le tienes más cariño?

No hay uno en especial, de lo contrario te habría contestado rápido a la pregunta, lo que no quiere decir que no haya muchos a los que aprecie y con los que haya mantenido una buena relación. El mundo del cine es como es, y de joven sufría mucho al terminar un rodaje y tener que separarme de todas aquellas personas a las que has conocido y llegado a apreciar muchísimo. Separarte de la gente con la que has sido muy feliz es algo muy duro, y me pasó contantemente al concluir rodajes y giras teatrales. Estábamos muy unidos y era como arrancarte de tu familia. Las cosas cambian de un día para otro, y tú regresas a tu casa con tu rutina. Te das cuenta de que estás con gente maravillosa a la que tal vez no puedas volver a ver, y es algo que genera sentimiento de pérdida. No obstante, entiendo que muchas parejas de artistas se rompan, ya que se pasa mucho tiempo con otras personas en periodos realmente prolongados, y por otro lado, esto también hace que otras parejas nazcan de un rodaje para otro.

A nivel amistad y cariño se dan nuevos pasos, algo que va más allá de la familia y el amor.

 


  • ¿Te hubiese gustado indagar en algún otro oficio cinematográfico?

Lo que más me gusta es la interpretación. Una vez dirigí una obra de teatro, y he producido tres en total, pero no, yo me que do con la interpretación que es lo que me gusta. Se actor es lo que me hace feliz.

 


Una vida dividida en muchas partes. Muchas gracias por entrar en la mía.

Gracias a ti Pako. Un abrazo fuerte.

 


 

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