Kubrick By Kubrick – Pako Mulero Arenillas – Sitges2020

En mi humilde opinión, tanto Akira Kurosawa como Stanley Kubrick eran de una pasta diferente, de hecho, se debe admitir que ambos en su época marcaron de forma precoz la línea a seguir para las nuevas generaciones de cineastas. En el caso de Kurosawa hacemos bien en considerarlo como el Maestro que enseñó a los Maestros, ya que los más grandes lo imitaron hasta la saciedad y constantemente aprendieron de él, por otro lado, Kubrick fue un iluminado que se adelantó por muchos años a la fórmula de entender y crear cine, siendo una figura incomprendida e incluso acosada por una sociedad cuadriculada. La genialidad de Kubrick (considerada actualmente en su máximo exponente) fue recompensada con la incomprensión de gran parte de la crítica y con la intolerancia de la parte más conservadora del público. 

Kubrick By Kubrick es un documental tan sencillo como complejo, que funciona por medio de ir componiendo detalle a detalle el interior de una nostálgica casa de muñecas que recrea las dependencias vistas en las escenas finales de 2001 A Space Odyssey. A medida que avanza el documental escrito y dirigido por Gregory Monro, el ritmo va siendo marcado por la aparición de objetos característicos a escala de la filmografía de Kubrick en el interior de la particular casita de muñecas. 

Kubrick era un genio, un director que supo adaptar como nadie la esencia de las novelas más dispares, siendo tan obsesivo como meticuloso es su tarea, para finalmente ser el responsable de verdaderas obras de arte que encajan en diversos géneros e incluso subgéneros cinematográficos. Cada una de las escenas que dirigió se pueden tachar de diamantes perfectamente pulidos y exquisitamente tallados. Nada estaba al azar. 

A pesar de su maestría y genialidad, era un caballero apático con el mundo exterior y los convencionalismos sociales. No le gustaba relacionarse y la hostilidad que algunos medios le mostraron, no contribuyó a mejorar el clima apático bidireccional que se respiraba. Kubrick, curiosamente, tras concluir los rodajes no montaba y editaba en un estudio o laboratorio convencional, para nada, ya que tenía en su casa un estudio hecho a la medida para sus perfeccionistas necesidades. Amaba el cine, la intimidad, y por supuesto, a los gatos. 

Gregory Monro ha contado con material de primera para constituir su documental. Todo el mundo sabe lo complicado que era charlar con Stanley y más complicado aún el poder entrevistarlo, pero para nuestro regocijo el director pudo conseguir grabaciones inéditas de las entrevistas de Michel Climent para medios especializados.  

Michel Ciment es un parisino que se ha dedicado en cuerpo y alma a la crítica y análisis del séptimo arte. En su etapa como director y editor de la revista Positif (revista francesa muy relevante que nació a finales de los años cincuenta) ha llegado a encumbrar el concepto de la crítica a un alto nivel, consiguiendo entrevistas, reseñas, y artículos de grandes analistas y cineastas. Debido a su objetividad, neutralidad, y pasión por el celuloide, Stanley Kubrick aceptó su invitación y se dejó entrevistar por él. 

La voz del excelso cineasta atrapada en la cinta magnetofónica es el hilo conductor del documental, que poco a poco muestra una parte de la filmografía y de sus correspondientes procesos creativos. La experimentación y la perfección eran las claves inseparables de cada rodaje, que a su vez estaban precedidos por un exhaustivo trabajo de documentación e investigación. Para Stanley, la comprensión de los datos y la evaluación de los mismos resultaba vital tras la relectura del libro seleccionado. Simplemente increíble. 

El documental recoge testimonios de familiares y de algunos compañeros de rodaje, que en alguna ocasión estuvieron a punto de llegar a las manos con Kubrick a causa de toda la presión a la que fueron sometidos. Hubo casos concretos, ciertas tomas, que a pesar de haber salido bien a la segunda tentativa fueron repetidas más de cien veces. La suma de tantas tomas perfectas, una detrás de otra en la misma sesión de rodaje, resultaban extenuantes incluso para trabajadores de altísimo nivel. 

Otro de los aspectos reflejados por el documental son las localizaciones de los rodajes, lugares que el cineasta adaptó a su antojo para configurar su realidad. La Chaqueta metálica se rodó en una fábrica abandonada a las afueras de Londres, pero la recreación de Vietnam es minuciosa. La destrucción emocional de los personajes, su preparación militar, y la superioridad armamentística, se revelan como recursos estériles ante los ojos del espectador en el momento en que un pelotón de marines cruza su camino con el de una adolescente vietnamita y su viejo pero fiable fusil. La visión de un cuarto poder corrompido por la ambición y el sentimiento del “quiero y no puedo” es otro de los elementos que Kubrick critica en su metraje, que una y otra vez, por medio de los personajes, da voz a una sociedad descontenta con aquel conflicto que se tradujo en una sonada derrota en muchos sentidos. 

La fotografía fue otra de las grandes pasiones de Stanley, que, debido a su dilatada experiencia en revistas y reportajes, supo cómo aplicarla al lenguaje cinematográfico. Si bien todos recordamos su pericia en sus primeros films en blanco y negro, en Barry Lyndon llega a alcanzar la perfección.

Barry Lyndon se rodó con una cámara de filmación trasera (usadas anteriormente por la NASA) y su iluminación fue cien por cien natural, sin intervención alguna de focos u otros recursos artificiales. La luz que provenía de los candelabros y una puesta en escena sacada literalmente de cuadros, fue un antes y un después en la historia del cine. Fueron muchas las horas y las tomas para recrear una historia de época, un relato precioso que Kubrick otorgó al mundo. 

En definitiva, el documental de Gregory Monro es un complemento perfecto para todo el material enfocado a investigar y ensalzar la figura de Stanley Kubrick. Para mí ha sido una forma muy personal de cerrar un círculo, ya que tuve el inmenso placer de entrevistar en 2018 a Jan Harlan (productor de toda la filmografía de Kubrick), que compartió conmigo diversas anécdotas referentes al cineasta, con especial remisión a 2001, un film metafísico que da un magnífico enfoque del Así habló Zaratustra, y de paso me habló de las notables virtudes con las que él mismo disfrutaba del cine español. Sencillamente genial.     



 

 

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