La magia del Prado II – Pako Mulero – Proyecciones Sitges2020

La sesión despertador (para los más audaces madrugadores) es la forma con la que más me gusta comenzar el día tras un fuerte desayuno. Algunos suelen tirar de planificación y escoger minuciosamente todas y cada una de las películas que van a ver, pero yo personalmente necesito sorprenderme un par de veces como mínimo en cada jornada. Me encanta guiarme por meras corazonadas a la hora de entrar en ciertas proyecciones, algo que me ha reportado más satisfacciones que chascos.


Becky ha sido otra de las grandes sorpresas de la pasada edición de Sitges. Lo que parecía que iba a coger los derroteros de una mezcolanza entre La última casa a la izquierda y Las colinas tienen ojos, acabó adquiriendo una salvaje identidad propia, convirtiéndose finalmente en una especie de anticristo de Solo en casa. Para flipar. 


Unos presos pertenecientes a un grupo de extrema derecha consiguen fugarse en pleno proceso de traslado. Los prófugos nazis, comandados por Dominick (un irreconocible Kevin James) y con Apex (nuevamente Robert Maillet en un papel contundente) como fuerza de choque, demuestran ser unos delincuentes del todo atípicos. Dominick y compañía ansían algo de notoriedad mística, un Macguffin que se oculta bajo llave en una plácida casita de campo. Los convictos acabarán cruzando su camino con el de Becky, una niña de trece años bipolar y vengativa que acaba de perder a su madre tras una larga enfermedad, y cosas de la vida, ha sido llevada por su padre a esa idílica casita para explicarle que piensa rehacer su vida con su nueva novia. 


Los asesinos prófugos tomarán como rehenes a su padre, a su madrastra y a su futuro pequeño hermanastro. Intentarán poner a prueba a Becky, pero con lo que no contaban es que al volverla inestable también se tornará en un ente rematadamente peligroso. La protagonista al sentirse arrinconada echará un pulso en desigualdad de condiciones, pero para sorpresa de todos, acabará dándole la vuelta a la situación de forma contundente. 


Con una muy buena fotografía y un correcto montaje, la película codirigida por Jonathan Milott y Cary Murnion se hace con el primer puesto de su corta pero arriesgada filmografía, que se empeña en deconstruir las estereotipadas zonas de confort para darles una bizarra vuelta de tuerca. Vuelven a repetir con notables escenas de acción, con violencia explícita en contextos totalmente locos y desatados. Es contradictorio ver a una niña ponerse un gorro con borlas y orejitas mientras piensa como mutilar a un peligroso psicópata de las formas más frikis y creativas.  


Lulu Wilson está impecable en su rol de adolescente inadaptada y psicótica, y Kevin James te deja con la boca abierta en el papel más extraño de su vida. Kevin James es un fijo en el cine de comedia normativo palomitero, y deja ese estatus en el que sabe moverse para encarnar a un psicópata de extrema derecha sádico y torturador, cuya premisa es recuperar aquel objeto que consiga separar las razas tal y como el Führer deseaba. Robert Maillet vuelve a estar perfecto para su propósito imponiendo con su presencia. 


Una propuesta sencilla que me ganó el corazón por su brutalidad y falta de complejos a la hora de mostrar la violencia física y emocional que genera el odio y los absurdos prejuicios.

 


Sea Fever

También conocida como Fiebre en alta mar, Sea Fever es una producción pequeña pero muy interesante para todos los que disfrutan con el weird que sucede en las profundidades marinas y que acaba afectando a los tripulantes de las incautas embarcaciones. 


En este caso el guion no se enfoca en aquellos relatos de terror que salían de la pluma de William H. Hodgson (que tanto encandilaban a Lovecraft) centrados  en los horrores marinos acechantes en la más espesa niebla, que finalmente hacían enloquecer a los pasajeros. Se menciona la locura en alta mar, correcto, pero como una fórmula de alivio para el estresado capitán de una desafortunada embarcación irlandesa. 


Una mala decisión por parte del capitán Gerard hará que su moderno navío acabe en aguas desconocidas y que por desgracia se tope con una especie marina desconocida para el hombre. El Ser que atrapa el barco con sus tentáculos tiene un parecido más que razonable con la mitología de Dagon, e incluso la trama tiene segmentos de la mitología clásica irlandesa, pero como esta historia posee muchos tintes de la edad dorada de la ciencia ficción, a bordo del Niam Chinn Óir (la hija del dios del mar) irá Siobhan, una estudiante de biología marina especializada en patrones.  La criatura tiene una función parasitaria en el concepto de su reproducción, por lo que tanto Siobhan como el resto de la desafortunada tripulación deberán colaborar a contrarreloj para obtener información de esta forma de vida, su método de contaminar, y sus puntos débiles. 

Neesa Hardiman (ganadora con anterioridad de dos BAFTA por su trabajo en series de TV) escribe y dirige esta película de mensaje ecológico y responsabilidad moral, con guiños al cine de Ridley Scott e incluso Carpenter, con la esencia de la Astounding Science Fiction de John W. Cambell, revista que se caracterizaba por exigirle a sus autores pleno rigor científico en sus historias, con la idea de dotar de una explicación verosímil a los acontecimientos que iban sucediendo en los relatos.

El reparto es impresionante. Me gustaría destacar a Connie Nielsen, siempre a la altura, en el papel de Freya. El nombre de la colíder del barco es muy acertado, ya que pertenece una diosa asociada a la guerra e incluso a la fecundidad, elementos tan dispares coma la propia vida y suerte que corre el personaje.  


Sea Fever es el primer film de la directora, que a pesar de ello ha demostrado sus conocimientos y experiencia en la pequeña pantalla. La trama es algunas ocasiones peca de predecible o sencilla, pero su premisa es tan cristalina como efectiva. La cinta posee mucho encanto, aportando momentos muy teatrales propios de algunas de las localizaciones donde transcurre. Como ya he dicho, contiene muchos elementos de aquellos relatos weird de antaño, pero sobre todo de las publicaciones más cercanas a la edad de oro del SyFy impreso, y eso es algo que yo personalmente disfruto y valoro por lo complicado que es unir sendos espíritus en un único guion. 

 


 

 

 

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