La jaula abierta de J. L. Alemán por Pako Mulero Arenillas
Vivir por y para el cine de culto es la brújula que guía los pasos de José Luís Alemán, un creativo que también ha sabido asumir el rol de divulgador cultural a los mil amores. Director, guionista, escritor, y productor es uno de los principales responsables e impulsores del nacimiento de Nocturna Madrid (coordinación y producción, damas y caballeros), un festival de cine fantástico que rinde culto principalmente a la figura del mítico Paul Naschy. En el caso que nos ocupa, toca hablar de su nueva novela.
En Vesna, José Luís Alemán elaboró un relato gótico, con una enorme carga romántica y el cometido de homenajear la etapa licantrópica de nuestro amado Jacinto Molina. En tan lograda propuesta el autor incluyó elementos muy importantes, en ocasiones olvidados por otros creativos, que consistían en abordar las consecuencias físicas y psíquicas que se sufrían los portadores de la maldición fruto de las transformaciones en los ciclos de luna llena. El resultado fue sublime, y los guiños y homenajes a Waldemar Daninsky son exquisitos.
Cuando me comunicaron de forma oficial que José Luís estaba trabajando en su segunda novela, me sorprendió muchísimo que optase por cambiar de género/subgénero literario, algo que valoro mucho, ya que de ese modo podemos ver a un autor mostrando sus cualidades en contextos y registros diferentes. Un factor que vuelve a repetirse es la habilidad de hacer uso de un narrador externo que sabe cuándo y cómo alterar su identidad para no ser omnisciente de forma constante, y de ese modo mantener en suspenso y tensión a sus lectores.
La jaula abierta cuenta con una portada llena de interesantes lecturas (obra del equipo de Universo de letras), y, junto al título de la obra en sí, al llegar el momento de su relectura y revisión nos percatamos de toda la información y simbología que aportan.
J. L. Alemán posando con su nueva criatura. |
El libro nos cuenta una historia impregnada de misterio y acontecimientos cargados de obstáculos, siendo el secuestro de Andrea Liotto el supuesto detonante que genera todos los hilos conductores de la trama. Andrea no es una niña corriente y moliente, para nada, ya que es la hija de Annita Giangiulli, y por lo tanto la futura heredera del control de una de las familias mafiosas más importantes de Italia.
Debido a que Annita vive muy de espaldas a la ley, no se ve en disposición a acudir a la comisaría más cercana para denunciar el secuestro de su hija, por lo que contratar a un grupo de misteriosas mercenarias se sitúa como la opción más sensata, aunque más arriesgada.
El operativo compuesto por féminas especializadas en comunicaciones, explosivos, espionaje, combate cuerpo a cuerpo, uso de armas de fuego e incluso de armas blancas, funciona de forma independiente, pero con obvios contactos en las diversas esferas. De entre todas ellas destaca especialmente Shan, su líder, alguien que de ser necesario es capaz de tomar las decisiones más drásticas por el bien de la resolución de cualquier misión.
Tras un muy bien cultivado detonante gracias al correcto uso de las elipsis temporales, el primer punto de giro provoca que Cronos, el hijo menor de Urano y Gea, ponga a Shan contra las cuerdas, ya que solo podrá disponer de siete días para rescatar a Andrea de unas garras realmente turbias. El futuro y el prestigio de una organización de espionaje de altísimo nivel está en peligro, y Shan es la única que puede tomar cartas en el asunto en una misión de infiltración y rescate en el marco más extraño que se pueda imaginar.
Los acontecimientos que se suceden en la historia no afloran al azar. El número siete, que tanto marca el tempo de la trama es un número cargado de magia y misterio, contiene una serie de virtudes ocultas y crea un enlace entre la luz y la oscuridad. Si astrónomos y astrólogos sienten fascinación por semejante cifra no puede ser casual, ya que es un número ensalzado por las sagradas escrituras que contiene la posibilidad del cambio. Si bien son siete las artes reconocidas, también son siete los pecados capitales con sus siete virtudes que les equilibran. Shan siempre estará en el ojo del huracán, con un pie en el lado oscuro, pero sus honrosos fines generan movimientos en su trascendental proyección.
La protagonista se verá envuelta en un mundo despiadado, donde todo gira en torno al tráfico sexual, a la vulneración de derechos, al consumo de drogas, a entes poderosos deleznables, y a la figura del secuestro infantil como fórmula de enriquecimiento. Hasta aquí puedo leer, ya que no quiero arruinar el factor sorpresa y la reflexión del lector cuando comprenda el cómo y el porqué del título de esta novela, que encierra un significado concreto. El autor ha sabido tratar estos asuntos con sumo tacto y delicadeza, mostrando de forma abierta una dura crítica al mundo en el que vivimos.
La trama contiene continuos homenajes a la historia del cine, especialmente a los clásicos noir. Los personajes están perfectamente construidos, con sus impulsos y debilidades muy bien perfiladas. Los conflictos, tanto internos como externos, incluso dentro de una trama de aventuras, resultan cien por cien creíbles y cercanos. Las escenas de combate, coreografía incluida, están descritas a la perfección para gusto y regocijo del usuario.
Además de los constantes homenajes al séptimo arte (algunos más extensos que otros), las referencias a James Bond, especialmente a la época Moore, y a la serie de Los Vengadores (Sydney Newman 1961) son capitales en la progresión de Shan. En cierto modo, la protagonista me parece una exquisita hibridación entre James Bond y Naomi, la némesis de 007 en La espía que me amó. Curiosamente, Naomi fue interpretada por Caroline Munro, una de mis actrices favoritas (y un icono de la Hammer) que fue invitada y homenajeada en la quinta edición de Nocturna Madrid.
La capacidad de descripción, las localizaciones, secundarios interesantísimos, y el uso de gadgets desmedido son otras de las grandes bazas que nos ofrece el autor, que ha tirado la casa por la ventana a la hora de ofrecernos situaciones de conflicto y tensión tan emocionantes como dispares.
¿Shan saldrá de una sola pieza de tan peligrosa misión? ¿Conseguirán rescatar a Andrea Liotto? ¿Cuántos peligros acechan a lo largo de cada uno de los siete días? ¿Qué “todo” compondrán las enigmáticas elipsis temporales?
Todas estas cuestiones y algunas más, serán resueltas a lo largo y ancho de La jaula abierta, una historia que te garantizo que no te dejará indiferente. Ya he situado la pelota en tu tejado; pero, antes de despedirme, permíteme que te muestre la figura artesanal de Shan con traje térmico y maletín táctico que Angelito Devolverla Rebobinada (maravilloso nombre artístico) moldeó a partir de las descripciones de José Luís Alemán. La vida con un maletín táctico lleno de cachivaches es siempre mejor.
Comentarios
Publicar un comentario