Mitología y folclore en el terror indonesio – Pako Mulero Arenillas – Sitges2020

Recuerdo aquel mediodía cerca del Retiro en el que Santi Serrano y yo nos zampamos sendas pizzas sentados sobre cajones de madera. El repunte vírico había generado una norma de emergencia denominada Take Away, por la que no podíamos comer dentro de ningún local, pero eso no impidió que disfrutásemos de un almuerzo al aire libre y de una buena charla en torno al cine. Al rato apareció nuestro amigo José Martos, y como por arte de magia estuvimos hablando de Truffaut, Bruce Lee, Robert Wiene, y de los últimos lanzamientos de cine indonesio que cada uno había visto por aquí y por allá. La plasticidad y maleabilidad de nuestras conversaciones es a prueba de bombas. 

En aquella edición del festival de Sitges había dos títulos indonesios que yo quería ver a toda costa, porque, si bien su cine de acción me encanta por su honestidad y descarnada puesta en escena, su visión del terror va claramente arraigada a su mitología y folclore. 

Impetigore es un ejercicio folk horror con grandes dosis de gore y crueldad, una de esas películas que se disfrutan al máximo si las vemos en pantalla grande, y que gracias a las barbaridades sufridas por sus personajes acabamos perdonando los pecadillos de dirección y las lagunas que aparecen de vez en cuando en el guion. 

Maya, una chica huérfana que trabaja en un control de carretera, tras sufrir un violento ataque por parte de un desconocido (buen detonante), decide irse junto a su amiga Dini a buscar pistas sobre su pasado a la aldea que la vio nacer. La idea de poder heredar algún bien de sus antepasados que la saque a ella y a su amiga de una vida de miseria es más que suficiente para iniciar un viaje a un punto desconocido y poco hospitalario. 

Una vez en la aldea, las chicas descubren que allí sucede algo extraño, ya que a pesar de ser un municipio muy pequeño hay muertes a diario. Ki Saptadi, un famoso marionetista que curiosamente reside allí, parece ser la clave de una situación extraña que se va tornando en algo peligroso por momentos. 

Maya descubre que su papel en aquella aldea va mucho más allá de lo circunstancial, y que guarda alguna relación con el hecho de que haya una maldición que provoque que todos los infantes nacidos desde hace veinte años atrás lo hagan sin piel. 

Joko Anwar escribe y dirige un film de terror cargado de referencias con respecto a las raíces que sustentan su país, que dicho sea de paso lo considera uno de sus cineastas predilectos. La cinta contiene escenas de muy buena factura, compuesta por planos excelentes que se intensifican en los momentos clave. El director cuenta con muy buenas localizaciones y con un reparto que cumple con su cometido de sobra. Los guiños a los clásicos del terror que venera Joko son constantes, siendo el de La Matanza de Texas el más descarado y entrañable. 

En esta película de despellejamientos metódicos y fantasmas delatores, el Wayang Kulit o teatro de las sombras es providencial. Los Títeres Javaneses son considerados patrimonio de la humanidad desde 2003, y el director ha sabido trasladar su esencia e importancia al metraje. El material con que se elaboran las marionetas junto con el relato que transmiten al público de diversas generaciones es tan hermoso como tétrico, y en Impetigore (La mujer del infierno) se le ha sacado el máximo partido.  

 

Las sombras proyectadas en la enorme cortina son la clave de todo aquello que el Marionetista o Dalang quiere transmitir, y es crucial para los sucesos de la aldea. En una historia de antihéroes, maldiciones, y brujas, Maya deberá jugar bien sus cartas y escuchar las voces penitentes que habitan en el bosque y en su propio pasado. El director ha sabido transmitir a la perfección la belleza del Teatro de las sombras, y por supuesto lanza una dura crítica a la condición humana, con especial hincapié a su egoísmo, y de paso denuncia la dura situación de los huérfanos en su país natal.

Otra de las interesantes propuestas made in Indonesia fue Ratu Ilmu Hitam, dirigida por Kimo Stamboel, un cineasta muy versado en el cine de acción más oscuro y en el terror folclórico, y escrita por el ya citado Joko Anwar, siendo esta una asociación muy pero que muy fructífera. 

El dato curioso es que este film es o bien un Remake de The Queen of Black Magic (dirigida por Liliek Sudjio entre 1979 y 1981) o una historia ambientada en el mismo universo y mismo marco terrenal. Muchos sostienen que es un mero remake procedente de la misma productora, aunque en mi opinión estamos ante una trama independiente que posee múltiples matices de cosecha propia. 

Una historia de venganza desmedida, que esta vez sucede en un viejo orfanato en plena reunión de viejos residentes y sus familiares, que volverá a contar con la presencia de una bruja despechada que ansía su venganza de forma paciente. Nuevamente, la figura de los desamparados resulta clave en la filmografía del país. 

Para mí es muy importante recomendar la bibliografía de Pramoedya Ananta Toer, el escritor más reconocido de Indonesia, con especial hincapié en La joven de la costa, una asombrosa novela que fue censurada y destruida, pero que finalmente fue recuperada y restaurada. El libro recalca el sufrimiento fruto de las desigualdades sociales, la situación de los huérfanos, y por supuesto define a la perfección la figura del Bendoro.  

En el milenio actual Suzzana (Murni, la bruja original) le ha dado el relevo a una nueva alma rencorosa y penitente, que lleva la maldición a unos conceptos sociales más recientes. Rapi Films es una productora que ha sabido combinar las antiguas leyendas nacionales con el impacto de los tiempos modernos obteniendo resultados muy interesantes. Mezclar teléfonos móviles con entes primigenios en plena naturaleza siempre es tan chocante como divertido. 

En Indonesia el pánico a los insectos agresivos y venenosos es una constante, y en este caso si se cargan de simbología y magia oscura a criaturas tan hermosas como los ciempiés se obtiene una atmósfera que incomoda y genera picores. 

A lo largo del metraje se plantea una y otra vez la importancia y valor de poseer una familia, calificándolo como el mayor de los tesoros, dato clave, sobre todo si tenemos en cuenta que esta historia cargada de violencia y resentimiento transcurre en un orfanato, y sus personajes principales son antiguos usuarios que ocultan un oscuro secreto. La violencia y el gore vuelven a ser una constante en esta cinta, con múltiples guiños a otras películas, con claros homenajes a la etapa más amada y salvaje de nuestro apreciado Sam Raimi. 

Ambas propuestas son salvajes y sinceras, pero con diversos elementos que nos acercarán a la mitología y cultura de un país cargado de misterio y leyendas. El cine de acción indonesio es un caballo ganador para los amantes de la puesta en escena más brutal, por lo que es muy interesante abrirle la puerta a las producciones de género que se elaboran con tanto amor y con la necesidad de mostrar en su premisa qué es lo que sucede en el interior de sus fronteras. Cine honesto y muy pero que muy interesante.    


 

 

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